Redacción
libre.
Llevo un tiempo a
vueltas sobre la cuestión de la mediocridad, a cuenta de un examen para mi
fallido ingreso en los Salesianos. Luego se me ha ocurrido lo de la edad, ya
que hoy he pasado por una ecografía urológica para controlar el tamaño de la
próstata.
Esta mañana me he
duchado para no oler. Como cada año me tumbo en la camilla y me descubro;
cuatro dedos por debajo del ombligo (parte alta de la pelvis), y la camisa por
encima de las costillas flotantes (a los riñones se accede por los flancos). En
ese momento surge con el radiólogo una especie de conmiseración; se suspende la rutina de la vida mientras escruta, no con fuerza pero tampoco flojo, los riñones y la vejiga, hasta que
pronuncia la frase, “todo normal, como el año pasado”.
¿Qué tal el
examen? No sé; papá, cuántos huevos hay
en docena y media?