jueves, 2 de febrero de 2017

narizotas



Normalmente no reparo en este apéndice; en cuanto a la atracción por el contrario he memorizado un canon genérico, tirando a clásico, en el que el conjunto prima sobre lo particular; superado el canon, no me entretengo en exceso con las extremidades ni con otras protuberancias humanas; además, que ninguno resistiríamos un análisis meticuloso de nuestro cuerpo, y menos con esta edad; sin embargo, hoy haré una excepción, al repasar mentalmente unas fotos me he dado cuenta de que no me gustan los narizotas que meten la nariz en tu coño.

5 comentarios:

  1. ¿Y quién nos podría analizar el cuerpo? ¿Él mismo resistiría ese análisis? Bueno, bobadas mías.
    De pequeña siempre me decían manazas (mi nariz es normal), tanto es así que yo entendí que mis manos eran más grandes de lo normal (cosa de niñas).

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    1. nadie se libra de estas cosas, yo tengo una nariz y unos pies perfectos, y, por lo que me han dicho, las manos no son grandotas; sin embargo siempre he tenido problemas para trepar a los árboles, esa limitación es penosa entre los niños de pueblo, tengo problemas con los brazos, delgados, impropios de un hombre, así que aparte de los brazos delgados y el culo, que no gordo, pero que siempre se me ha quedado atrás para trepar, supongo que por falta de fuerza en los brazos, ahora, va y me salen tetas.

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  2. Nadie.
    http://dle.rae.es/?id=8A737TG|8A7sRXS
    3 m.

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  3. Analizar el envoltorio es subjetivo, además de que es degenerativo, y nos despista del verdadero análisis que sí nos define. Es fácil decirlo, pero supongo que todos caemos en esa vorágine de autoanalizarnos físicamente, y más en estos tiempos que corren que parece que todo depende de ese embalaje que alberga en él lo que realmente somos. Así que superada esa franja en la que ya no importa tanto el continente como el contenido, es cuando comenzamos a disfrutar de verdad, de todo lo que poseemos, y muchas veces, sin ni tan siquiera ser conscientes de ello.

    Un placer leerte de nuevo...

    Bsoss.

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